El Yin Yoga es una práctica suave, introspectiva y sostenida, en la que las posturas se mantienen varios minutos con el cuerpo completamente relajado.

Su objetivo no es la perfección en la forma, sino el acceso a capas más profundas del cuerpo y de la conciencia.

Trabaja sobre el tejido conectivo (fascias, articulaciones y ligamentos), promoviendo la quietud física y mental.